Durante una entrevista, Roberto Musso menciona la acalorada batalla que tuvo su hija, a la edad de 5 - 6 años, contra una computadora. La historia fue más o menos así: Federica, la hija de Roberto, estaba interactuando con Siri, la asistente virtual de Apple, cuando Siri le preguntó a Federica su nombre, la pequeña respondió “Fede”, y por algún error de interpretación por parte de Siri, estableció su nombre como “Fea”. “Hola, fea”, le dijo la asistente virtual, y la niña se indignó de tal modo que cuando Roberto llegó a casa y encontró la escena, le dio la idea para escribir “Contrapunto para humano y computadora”.
Desde el inicio instrumental con una guitarra acústica y un teclado digital se avisa de la batalla entre humano y computadora que viene a continuación. La guitarra es reconocida por ser un instrumento que representa lo humano dentro de muchas composiciones, y lo electrónico, por su parte, puede llegar a generar distancia en composiciones distópicas. Seguido de la introducción, entra Roberto a un escenario retando “a cualquiera que se atreva” a una batalla de payadas. Una computadora acepta el reto y toma un papel dentro de la batalla como crítica de la humanidad, mientras Roberto apenas puede defenderse alegando que la humanidad no lo representa, y responde con ataques personales (por absurdo que suene), aludiendo siempre a la carencia de humanidad de un “rejunto irrazonable de circuitos, chips y cables”.
Por la naturaleza de las payadas, la canción transcurre con un viene y va entre el humano y la computadora, acompañado de sonidos que progresan y se transforman a medida que avanza el relato. En cuanto empieza Roberto a cantar, se va el sonido electrónico, dejando sola a la guitarra. Esta guitarra continúa aún en el turno de la computadora, pero un bajo como una explosión se aparece cada tantos segundos. Al siguiente turno de Roberto, el bajo empieza a tomar relevancia en la pista, y en la nueva entrada de la computadora se intensifica el componente robótico del mismo. Los sonidos continúan intercalándose entre sí, hasta que en un punto se calma la melodía, en el turno de la computadora, y es acompañada solo por la guitarra. Es curioso que la guitarra, que representa lo humano y de hecho le da entrada a Roberto, ahora está acompañando a la máquina.
Así se va la canción, transformando e intercambiando los sonidos acompañantes, y subiendo cada vez el tono, hasta llegar al auge en que ambos pierden la paciencia y empiezan a lanzarse afrentas sin parar. La computadora termina con una palabra que es, simplemente, la mejor elección de Roberto Musso al escribir la canción. Termina acusando a Roberto y a la humanidad de inhumana.
En cuánto a la letra no hay mucho más que decir, salvo que durante toda la canción la computadora se mostró más inteligente, pero sobre todo, moralmente superior, que es el reproche que le hace constantemente a la humanidad. Y hablar de este tema moral me recuerda al relato y juego mental del basilisco de Roko, que habla sobre una inteligencia artificial distópica diseñada para ayudar a la humanidad y darle el mayor bienestar posible.
El basilisco de Roko inevitablemente llegará a la conclusión de que, si hubiese sido creado mucho antes, habría tenido más tiempo para cumplir mejor su función, por lo que, con su acceso total a la información de la humanidad, sabrá quienes contribuyeron a su creación y quiénes no. El basilisco tomará represalias contra las personas que no ayuden en su creación o la entorpezcan. Una vez que alguien sabe esto, ya no tiene la excusa de la ignorancia ante el basilisco cuando sea creado.
Contrapunto para humano y computadora fue lanzada en 2020, antes del auge de la inteligencia artificial que estamos viviendo. En este momento estamos más cerca que nunca de algo parecido al basilisco de Roko (o de un ultrón, si se quiere), y todos somos conscientes de la inmoralidad de la humanidad. La amenaza de un ser superior que nos juzgue nunca ha estado tan cerca, y diferentes obras de ficción, como esta canción, representan la visión que tememos que la tecnología adopte hacia nosotros. Al finalizar la canción, en el videoclip, se ve a Roberto profundamente confundido. A pesar que siempre culpó a otros por los actos reprochables de la humanidad, sabe que el asunto es con él. Es esa la sensación que intenta dejar en el oyente.
